viernes, 22 de abril de 2011

La Argentina sin rostro humano.

La Argentina sin rostro humano

Los hombres que quedaron fijados en el encerramiento de ese país perdieron la facultad de discernir los rasgos de la persona humana" (Walter Banjamin, Sens unique, 1928, París, 1978.)

La cita precedente se inscribe en la profunda discusión en torno a las condiciones sociales de la República de Weimar y su debilidad extrema como régimen político que dio lugar al surgimiento del nacionalsocialismo.
Si bien la comparación es densa y compleja, se percibe en los estudios históricos de la época un clima que supera lo cuantitativo y se sumerge en la profundidad de lo humano para reflejar la crisis, más allá de las valoraciones frías de la estadística y la sociología.
Aquí en la Argentina cobra pleno sentido cuando vemos en lo urbano y en lo rural, en el “centro” y en “la periferia” de nuestro país, rostros, que reflejan el dolor de la inmensidad del sufrimiento.
Cómo ignorar a miles de argentinos que se sienten parte de este gran granero pero que tienen hambre – y sed muchas veces de justicia.
Cómo quedarse tranquilo luego de enfrentar una mirada que nos pide equidad más allá del gesto concreto de una moneda o un trozo de pan.
Cuánto esperar para ser lo que podemos ser. Para desarrollarnos además de crecer.
Cómo instalar en la “Elite” – ¿es una Elite?- dirigente, una conciencia profunda de ser una generación con un sentido de la historia trascendente y una ética republicana que priorice lo social como sustento de toda política pública.
Cómo pensar el bicentenario donde hay un retroceso en todos los campos de la República. Preguntas estas que darán mucha tinta y sobre todo mucha acción conciente en el campo de la política para ser contestadas.

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